Cómo educar en valores a los niños: la paciencia
La paciencia es, probablemente, uno de los valores más difíciles de
enseñar, principalmente porque muchos padres no tienen dicho valor de la
paciencia bien desarrollado. Sin embargo, existen algunos consejos que podemos
seguir para educar a los niños en este valor y esta habilidad tan importante.
Pero, ¿cómo
enseñar a los niños a tener paciencia en estos momentos, cuando los padres
también están aprendiendo cada día y enfrentándose a nuevas adversidades?
En este artículo hemos querido elaborar una sencilla lista con consejos para
trabajar esta habilidad, esencial en esos momentos en los que parece que todo
se puede venir abajo, y esencial también para educar a los niños y hacerles más
fuertes y resistentes y menos propensos al nerviosismo. Estas serían algunas de
las pautas principales a seguir:
· No te apresures a
ayudar a tus hijos cada vez que te lo pidan si estás ocupado, y prueba a decir
cosas como “no puedo hacerlo ahora, pero lo haré después de fregar los platos”.
Enséñales a tolerar la frustración.
· Cuando la espera sea
dura, haz que valga la pena y establece determinadas recompensas.
· Realizad proyectos que
requieran de tiempo, como plantar flores a partir de semillas u hornear un
pastel.
· Establece un horario
para cada cosa: para la hora de televisión, la hora de la merienda, el tiempo de
juego…Los horarios ayudan a los niños a aprender a esperar.
- Jugad a juegos que requieran la espera de turnos.
- Elogia a los niños cada vez que demuestren tener paciencia.
Consejos para desarrollar la paciencia en
los niños
· Deja que siempre
esperen su turno
Los niños se desesperan por ser el centro de atención en todas partes, por
lo que cuando les llevamos a una fiesta o a un parque, por poner un ejemplo,
ellos quieren ser los primeros en divertirse o subirse primero al columpio o al
tobogán. Enséñales que todos los niños quieren divertirse en un espacio así y
que hay que esperar un turno. No caigas en la tentación de excusar a tus
niños porque sean más pequeños o cualquier otro motivo, porque no estarás dando
un buen ejemplo sobre el compartir o aprender a cumplir nuestro correspondiente
turno.
· No respondas de inmediato
a todas sus peticiones
Algunas veces estamos disponibles de inmediato para atender a los más
pequeños, pero otras veces no es así o no es posible hacerlo de inmediato, como
cuando estamos hablando con otras personas. En este tipo de ocasiones, pídele
amablemente a tus hijos que no te interrumpan cuando estás hablando, pero
tampoco los ignores, recuerda que siempre es mejor intentar explicar la
situación. Lo
importante es saber decir “no” firmemente y hacerles comprender que cuando
termines de hablar podrás atenderles.
· Dar ejemplos y tiempos
concretos para las cosas
El tiempo es abstracto y más para un niño pequeño, ya que ellos no siempre
entienden lo que es una hora, una mañana entera, etc. Para explicar a los niños
en qué momento podrás atenderles, explícales con ejemplos concretos las
cosas y las situaciones con frases como: “cuando termine de hablar te
atenderé”, “eso será después de la cena”, “cuando termines de arreglar tus
juguetes lo haremos”, etc.
· Ayúdales a aliviar el
tiempo de espera
En algunos momentos tenemos que hacer esperar a los niños más de lo que les
podemos pedir incluso a ellos, como por ejemplo cuando vamos a una consulta
médica o cuando salimos de viaje y la espera es más larga de lo deseable. Es difícil que los
niños tengan tan desarrollada su paciencia como para no desesperarse en estas situaciones,
ya que nos desesperan también a los adultos, pero aun así es importante saber
mantener la calma. Prevé para estos momentos juguetes que les ayuden a aliviar
la espera, cuentos o actividades que le ayuden a distraerse o algún tipo de
actividad, como los dibujos para colorear.
· El ejemplo siempre es
lo más importante
Sé un modelo a seguir siempre para su autocontrol. Cuando te sientas
frustrado, gritar o amenazar no enseñará a tus hijos a controlar sus propias emociones. Aunque tú, como
adulto, tampoco hayas sido bendecido nunca del todo con el don de la paciencia,
ni hayas desarrollado esa habilidad durante la infancia, no significa que no
debas procurar enseñárselo a tus peques y que hagas todo lo posible por
mantener la calma para poder educar en el ejemplo a los que más te necesitan.
Recuerda que el ejemplo enseña más que las palabras, y
que por eso es muy importante que no pidas (y mucho menos exijas) a un niño
cosas que ni tú mismo seas capaz de hacer. En esos momentos cruciales actúa
siempre con paciencia tú también, sobre todo en presencia de los niños: no te enfades y busca
técnicas que sirvan para calmar y aliviar, como poner una bonita música o hacer
actividades de relajación como el yoga, respetar siempre a la hora de hablar el
turno de los demás sin interrumpir, etc.
Los niños necesitan
el ejemplo de sus padres para poder aprender cosas verdaderamente valiosas para la vida, como es
el caso de la paciencia (vital en los momentos más difíciles), aunque no nos
olvidemos de que muchas veces son ellos mismos los mejores maestros de los
adultos y que necesitan toda nuestra confianza para mostrarnos todo aquello que
saben y pueden llegar a hacer.
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